Especial, apasionante, revelador,
instructivo… Muchos calificativos podríamos utilizar para describir nuestro
viaje a la Feria Internacional del Turismo de Madrid. Pero hay algo que superó
a todo lo demás: la experiencia de acudir a un evento de tal relevancia.
Cuando allá por el mes de Octubre planteamos
la posibilidad de ir la feria, nunca nos imaginamos lo importante que podría
llegar a ser para nosotros, pero al final sí que lo fue.
Durante la preparación del proyecto
una palabra recorría nuestros pensamientos: ilusión. La presentación fue un
éxito, ya que recibimos muchos halagos tanto por el contenido en sí como por la
puesta en escena.
Los preparativos no fueron complicados,
ya que se distribuyeron tareas por grupos: algunos la búsqueda de alojamiento
los días 22 y 23 de enero junto con los billetes de avión, otros el estudio del
recinto ferial, el informe de la presentación,
la preparación gráfica del material… Todo quedó bastante bien
encaminado. Finalmente nuestra labor iba a ser promocionar algunos packs nuevos
y representar al Hotel Escuela en general, los cual nos motivó mucho, ya que era
algo con lo que estábamos familiarizados.
La semana del viaje hicimos la
inscripción por internet en el evento, recabamos información de las empresas
objetivo, elaboramos las carpetas con la información y packs de a ofertar,
instrucciones para tomar contacto con los clientes, medios de transporte en la
capital… Fue muy emocionante. ¡Incluso nos dieron una corbata a los chicos y un
pañuelo a las chicas para que fuéramos bien uniformados!.
Como el jueves salía el vuelo a las siete y media, quedamos
en el aeropuerto a las seis. ¡Sin contratiempos, los diecinueve ilusionados
alumnos junto al tutor Manuel Sánchez tomamos el avión destino a la aventura de
FITUR!
Sobre las once aterrizamos en Barajas.
Ahí nos encontramos algo perdidos, ya que no teníamos claro cómo ir. Finalmente
cogimos el metro, el medio más rápido de moverse por la capital.
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FITUR, todo un mundo por descubrir |
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Con Rita Hernández, directora general de Ordenación y Promoción Turística del Gobierno de Canarias |
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Performance con violinista y modelos en el Meliá. |
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Cansados después de una jornada agotadora... |
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En el hostal |
A la llegada, todo parecía
sobredimensionado: el recibidor era enorme, los pabellones inmensos, era un recinto
colosal. Eso sí, estaba perfectamente organizado. La acreditación fue
realmente rápida. Aunque las taquillas para guardar los enseres estaban bien
señalizadas, estaban ya llenas, por lo que tuvimos que buscar otras en distintos
pabellones.
Recibimos planos para guiarnos a la
entrada, y con ellos supuestamente era fácil encontrar los stands de las empresas. Pero
nada más lejos de la realidad: los pabellones eran como un gran laberinto.
El primer contacto con los clientes no
fue fácil; unos estaban ausentes, otros ocupados… Al no haber podido concertar
cita con ellos, se complicaba el asunto. Otro aspecto a tener en cuenta es la
atmósfera que se respiraba, muy profesional. Pero no había que dejarse
impresionar. Teníamos que “atacar” con decisión y mostrarnos seguros. Poco a
poco pudimos ir realizando nuestra labor mostrando la información y ofertas del
Hotel Escuela. En general, fueron
acogidas con entusiasmo por parte de las empresas.
A medida que íbamos acabando, también
tuvimos tiempo para el ocio: muchos stands tenían barras con bebidas (por
supuesto sin alcohol, somos muy profesionales) y también se servían comidas. En
FITUR cabe todo. Mención especial al de Meliá, que realizó una espectacular
actuación con música disco, modelos y un violinista. Además, en el momento de nuestra visita se encontraba
Quique Sarasola, propietario de la cadena de hoteles Room Mate.
Al acabar la jornada, sobre las seis
de la tarde, recogimos los bártulos y fuimos al hostal, el Room007. No es que
fuera lujoso, pero era suficiente para descansar. Al llegar, qué sorpresa,
estaba en pleno centro de la ciudad!. Nos cambiamos, y salimos a cenar. Algunos
eligieron el típico bar de tapas y otros nos decantamos por restaurantes con un
menú del lugar. En Madrid la oferta es ilimitada. Después, unos siguieron de
tapas, y otros decidimos ir a dar una vuelta por las cercanías.
El segundo día, el viernes, todo fue
más fácil. De entrada, nos levantamos a buena hora, desayunamos y fuimos a directamente
con el metro: a las once estábamos en la feria.
En cuanto llegamos, sobre la marcha
nos pusimos manos a la obra: en un par de horas logramos acabar el trabajo, con
lo que pudimos seguir visitando los pabellones que más nos llamaron la
atención. Europa, América, África… Difícil elegir.
A las tres de la tarde volvimos al
hostal, y tras ello fuimos a comer a un restaurante de moda. ¡Comimos de
escándalo!
Después nos dispersamos: unos optaron
por quedarse reponiendo fuerzas en el hostal, y otros decidimos ir a recorrer
la cuidad, incluido chocolate con churros. Plaza de Colón, Puerta de Alcalá,
Puerta del Sol, Plaza Mayor, Palacio Real… Madrid es una ciudad monumental en
todos los sentidos.
Por la noche, cada uno buscó la oferta
que más le apetecía. Mientras algunos llegábamos dar un por la tarde, otros se
disponían a conocer la noche madrileña, con sus bares, discotecas... Todos
disfrutamos como nunca, cada uno a su manera!. Eso sí, unos llegaron a dormir
antes que otros, como es normal…
Y llegó el sábado, día de volver a
nuestras queridas islas. Lo mejor quedaba atrás. A las doce hicimos el
check-out para ir todos juntos al aeropuerto, ya que el avión salía a las tres
de la tarde. Algunos nos rezagamos al tener planes por la mañana, pero a las
dos estábamos todos en la fila de embarque. Con las fuerzas justas por el
esfuerzo, pero también la satisfacción de los deberes bien hechos y las maletas
llenas de vivencias, volvimos a Gran
Canaria. El viaje se terminó, pero su recuerdo perdurará para siempre.
No quería acabar sin antes dar las
gracias a los que han hecho posible este viaje. ¡Nunca lo olvidaremos!